Es fundamental que los adolescentes sean conscientes de su compromiso con la familia anfitriona. Se espera de ellos que pasen tiempo en casa, manteniendo una comunicación abierta y respetuosa en todo momento. Por supuesto, se espera y se exige lo mismo de la familia anfitriona. La clave para una convivencia armoniosa está en el respeto mutuo. Si he aprendido algo a lo largo de más de veinticinco años es que cuánto más se da a la relación familiar, más se recibirá a cambio, tanto en aprendizaje del idioma como en la vivencia de una experiencia auténtica y memorable.

Algunos participantes, sin embargo, no reconocen o no comprenden la importancia de interactuar con su familia, y utilizan su casa solo como un alojamiento cualquiera. Este comportamiento no favorece la integración ni contribuye al ambiente que buscamos fomentar en esta experiencia y trabajamos día a día para encontrar a la gente que está perdida.

Además de la convivencia, es importante que los participantes respeten los horarios establecidos para las actividades y se ajusten a las normas de cada casa. De este modo, se fomentará un ambiente de colaboración y aprendizaje. Es vital que los jóvenes mantengan una actitud abierta para adaptarse a la cultura irlandesa y a las dinámicas familiares, facilitando así su integración. Además, se recomienda que los estudiantes compartan sus experiencias y sentimientos con el programa o coordinador en caso de dudas o problemas durante la estancia.

Después de las actividades diarias, es imprescindible que los estudiantes pasen tiempo con su familia, compartiendo momentos y conversando en inglés. No es deseable que se reúnan entre sí todas las tardes. En todo caso, es obligatorio que lleven siempre mi número de teléfono y el de su familia anfitriona en un papel, por si se quedan sin batería y tienen algún problema. Deben informar siempre a la familia sobre su ubicación y planes para asegurar una experiencia segura y bien organizada.